Mi pasión por la cultura celta gallega ha sido una constante fuente de inspiración. Desde pequeña, me sentí atraída por los elementos naturales, las tradiciones y las historias que definían esta tierra. Gáliva no es solo una marca; es un tributo a todo lo que esa cultura representa: la conexión con la tierra, el respeto por la historia y la búsqueda de un equilibrio entre el mundo antiguo y el moderno.
La sostenibilidad es uno de los pilares fundamentales de Gáliva. Desde la elección de materiales como el PLA, un bioplástico ecológico, hasta el proceso de producción, cada paso está pensado para minimizar el impacto ambiental. Me comprometo a utilizar técnicas que respeten tanto el medio ambiente como la tradición artesanal, logrando que cada joya no solo sea única, sino también responsable.
Cada pieza de Gáliva es un reflejo de nuestra identidad cultural, de los mitos y símbolos que definen a Galicia y a la tradición celta. Pero también es una forma de que cada persona pueda conectar con su propia identidad, llevando consigo un talismán personal que tiene un significado único.
